Carlos Díaz Loyola, pseudónimo del poeta, nació en Licantén, Chile, en 1894.
Inició estudios la escuela pública de Talca y luego fue internado en el Seminario Conciliar de de donde fue
expulsado por sus principios antirreligiosos. Al terminar sus estudios de Humanidades en Santiago, se matriculó
simultáneamente en las facultades de Derecho e Ingeniería de la Universidad de Chile, abandonando los estudios
poco tiempo después, para dedicarse por entero a la actividad literaria.
Su obra la componen cuarenta y seis volúmenes, entre libros de poesía, ensayos, folletos y antologías.
En 1922 autoeditó su libro «Los gemidos», obra esencial para comprender la literatura castellana del siglo XX.
Aunque el extenso poemario fue despreciado por la crítica de la época, hoy es considerado como una de las más
importantes obras vanguardistas del continente americano.
Del resto de su obra se destacan: «Carta magna del continente en 1949, «Cosmogonía» en 1925, «Escritura de
Raimundo Contreras» en 1929, «Genio del pueblo» en 1960, y «Estilo de masas» en 1965.
Póstumamente se publicaron la antología «Mis grandes poemas» en 1969, «El amigo piedra» en 1990,
y «Obras inéditas» en 1999.
Inició estudios la escuela pública de Talca y luego fue internado en el Seminario Conciliar de de donde fue
expulsado por sus principios antirreligiosos. Al terminar sus estudios de Humanidades en Santiago, se matriculó
simultáneamente en las facultades de Derecho e Ingeniería de la Universidad de Chile, abandonando los estudios
poco tiempo después, para dedicarse por entero a la actividad literaria.
Su obra la componen cuarenta y seis volúmenes, entre libros de poesía, ensayos, folletos y antologías.
En 1922 autoeditó su libro «Los gemidos», obra esencial para comprender la literatura castellana del siglo XX.
Aunque el extenso poemario fue despreciado por la crítica de la época, hoy es considerado como una de las más
importantes obras vanguardistas del continente americano.
Del resto de su obra se destacan: «Carta magna del continente en 1949, «Cosmogonía» en 1925, «Escritura de
Raimundo Contreras» en 1929, «Genio del pueblo» en 1960, y «Estilo de masas» en 1965.
Póstumamente se publicaron la antología «Mis grandes poemas» en 1969, «El amigo piedra» en 1990,
y «Obras inéditas» en 1999.
Es un poeta que no puede separarse de su biografía ni de la historia socio-literaria de la época en que vivió. Autor de 38 libros de poesía, 3 ensayos de estética y varios trabajos histórico-sociales, también escribió artículos de periódico, ensayos coyunturales de política contingente, cartas y discursos. Considerado por unos como un gran poeta latinoamericano y por otros como un desaforado retórico de escaso valor literario, ejerció una considerable influencia en las generaciones posteriores de poetas y narradores. A pesar de ello, esta influencia no se refleja en las investigaciones críticas sobre su obra, que se pueden resumir en sólo tres libros con una aproximación mayormente biográfica y unos 20 artículos y reseñas que van desde el análisis periodístico sobre algunos de sus libros hasta los panegíricos de algunos amigos. En cuanto a la obra del propio de Rokha, publicada en libros de ediciones limitadas y pagada por el mismo autor, se encuentra ausente de las antologías de poesía hispanoamericana y a a veces de las propias chilenas.Una revisión de la crítica rokhiana sirve para mostrar la insuficiencia de los análisis, así como la perspectiva en que los críticos tradicionales vieron el trabajo del poeta. Entre los autores que escribieron juicios negativos están Hernán Díaz Arrieta (Alone), Raúl Silva Castro, Bernardo Cruz, Hugo Montes y otros que se identifican en ese momento con una concepción de la literatura que proviene del modelo romántico y naturalista. Algunos críticos intentan hacer una interpretación que incluya la vida y la obra, pero que siendo demasiado general se mantiena en el terreno de lo superficial. Tales son los casos de la crítica de Fernado Lamberg y Mario Ferrero, cuyos libros aunque informativos, enfatizan la figura del poeta y dejan la poesía casi ignorada. Otros analizan la poesía rokhiana en función de una visión cultural europea, como pasa con el teleologismo histórico de Antonio de Undurraga en su libro El arte poética de Pablo de Rokha (1945), que aunque novedoso, divaga en farragosas disquisiciones. Entre los trabajos más originales, hay artículos de Carlos Droguett, Fernando Alegría, Hernán Lavín Cerda, Juan de Luigi, Mahfud Massís, Humberto Díaz Casanueva y Fidel Sepúlveda Llanos, que como se puede apreciar son en su mayoría escritores. En ellos se encuentra al menos la intención de rescatar los elementos de ruptura y continuidad que están presentes en la poesía de Pablo de Rokha. A ello habría que agregar el libro Pablo de Rokha. Una escritura en movimiento (1988) de Naín Nómez, que responde al intento de hacer un análisis global de la obra del poeta.Pablo de Rokha nace con el nombre de Carlos Díaz Loyola el 17 de Octubre de 1894 en Licantén, provincia de Curicó, según consta en su acta de bautismo. Sus padres fueron José Ignacio Díaz y Laura Loyola, que tenían veintiún y catorce años respectivamente cuando nació el poeta. Por el año 1897, don José Ignacio se encuentra trabajando como jefe de resguardo en las aduanas cordilleranas y viaja con Carlos, su hijo mayor. El poeta pasa su infancia en el fundo Pocoa de Corinto, que administra su padre. En 1901 empieza a estudiar en la Escuela Pública Nº 3 de Talca, cuyo director es el padre del poeta Max Jara. En 1905, al trasladarse su padre a Lonquimay, el poeta interrumpe sus estudios por un año, para ingresar luego al Seminario Conciliar de San Pelayo de Talca. Allí permanece hasta 1911, cuando es expulsado por ateo. Sus condiscípulos lo apodaban "el amigo Piedra". Ese mismo año viaja a Santiago y se instala en una pensión de la calle Gálvez, cursa el sexto año de humanidades y se matricula en la Universidad de Chile para seguir Derecho e Ingeniería. Conoce a varios escritores, entre ellos Jorge Hübner Bezanilla, Daniel de la Vega, Angel Cruchaga Santa María, Juan Guzmán Cruchaga y Vicente Huidobro. Escribe para los periódicos La Razón y La Mañana y publica sus primeros poemas en la revista Juventud de la Federación de Estudiantes. Descubre la filosofía de Nietzsche y la poesía de Walt Whitman. Vuelve a Talca en 1914 y allí recibe de regalo un libro de poemas titulado Lo que me dijo el silencio, cuya autora es Luisa Anabalón Sanderson, más tarde conocida como su esposa Winétt de Rokha.El primer libro de Pablo de Rokha se publica bajo el nombre de "Versos de infancia" en una antología de la revista Selva lírica y muestra todavía la huella del romanticismo y de la filosofía de Arthur Schopenhauer y Friedrich Nietzsche. También influyen en los temas de este texto las ideas anarquistas que predominan en Chile con la emigración al país de intelectuales y obreros europeos. Posteriormente el poeta publica "El folletín del diablo" en la revista Claridad y se gana la vida con la compra y venta de productos agrícolas. En 1918 publica un pequeño libro en versos alejandrinos titulado Sátira. De 1922 es su primera obra de estructura mayor, Los gemidos, de la cual no se vendieron más de una docena de ejemplares. Paralelo a "Desolación" (1922) de Mistral y a Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) de Neruda, el libro fue recibido con indiferencia por la crítica y el público. Con Los gemidos se inicia una poesía de ruptura. Publicado en el momento de mayor vigencia de los movimientos vanguardistas europeos, especialmente del futurismo, encuentra afinidades en Chile solamente con la poesía de Huidobro. La mayoría de los críticos chilenos descalificó el libro, que constituye un extenso canto en prosa poética cuya temática y composición expresa la crisis nacional y la fragmentación del proceso social. Para ello, el hablante poético integra elementos de la economía, la política, la religión, la sexualidad, la vida cotidiana, la repersión sexual y asume todas las contradicciones del vivir actual como parte de la condición degradada del ser humano. Los gemidos es un libro que rompe con la tradición naturalista y modernista por medio de la búsqueda de una escritura que se identifique lo más posible con las contradicciones sociales e históricas de Chile y América Latina. Es también el primer texto antipoético del país.Entre 1922 y 1924, Pablo de Rokha reside en san Felipe y luego se traslada a Concepción, lugar en donde funda la revista Dínamo. En ella publica parte de su libro Cosmogonía en 1925. Entre ese año y 1927, el poeta publica cinco libros, cuatro de poesía y uno de estética. El estilo narrativo se convierte en versículo libre y se continúan las técnicas de composición surrealista. En todos ellos, permanece la visión del Yo angustiado, intensificada por la soledad y la pena, que fluctúa entre la aspiración tradicional de carácter romántico-metafísico y un deseo de insertarse en la vida concreta y los sufrmientos cotidianos. Heroísmo sin alegría (1927) es un ensayo sobre el arte y la estética, mientras que Suramérica y Satanás, también en 1927, son libros centrados en las vivencias del poeta y las nostalgias. Satanás toma uno de los temas fundamentales de Los gemidos, el que representa la lucha entre Dios y Satán, el Dios incomprensible y el anti-Dios que esta caído como el hombre, un tema que deriva de Nietzsche. La libre asociación de imágenes adquiere su máximo logro en Suramérica, un libro construido como una pura cinta verbal sin puntuación ni separación de párrafos. El texto, enteramente manuscrito por Winétt en planchas de linóleo, representa un experimento único en la literatura chilena, al aparecer como un núcleo de imágenes estructuradas por el Yo. El otro libro de ese momento, Heroísmo sin alegría, es un intento estético con diversas temáticas, que se basa en las ideas de Sigmund Freud y Friedrich Nietzsche. Enfatiza el concepto del artista como un superhombre de raza dionisíaca que posee una fuerza cosmológica capaz de comprender y recrear el universo. De esta manera, el creador imita a Dios y a la Naturaleza en su tarea de ordenar la vida por intermedio del lenguaje.Hacia 1929, Chile sufre la peor bancarrota de su historia con la crisis económica del mundo occidental y la súbita caída de los precios del salitre y del cobre. Pablo de Rokha, como los otros poetas nacionales de avanzada (Huidobro, Neruda, Díaz-Casanueva, Rosamel del Valle, entre otros), continúa fundamentalmente preocupado de la originalidad de la escritura y el descubrimiento de nuevas formas de decir. Los dos libros publicados en ese año, Escritura de Raimundo Contreras y Ecuación, forman una continuidad con los anteriores. En Escritura de Raimundo Contreras se tematiza la vida de un campesino de la zona central de Chile, que paralelamente llega a ser una especie de símbolo suprafísico de los valores nacionales. Este personaje que nos recuerda al propio de Rokha, es un arquetipo de lo exuberante y lo dionisíaco que el poeta ve en el campesino chileno. Raimundo Contreras es una reinterpretación del mito y de la realidad del campesino chileno y con este carácter el poeta propone una visión de lo nacional que es un punto de partida y de búsqueda para un nuevo compromiso. En este mismo sentido, el libro Ecuación intenta codificar en unas pocas frases la idea del poema como una expresión del orden universal. De Rokha necesita hacer del poema un receptáculo de las contradicciones existentes entre conciencia y realidad y esta búsqueda es la que intenta sintetizar en el personaje Raimundo, con un heroísmo que aspira a los valores de un mundo suprarreal. Con este texto termina la primera etapa del trabajo poético de Pablo de Rokha, con un desarrollo propio de la escritura, una temática basada en el mundo chileno y latinoamericano y la formalización de personajes y acciones que se poetizan en imágenes y metáforas.Desde 1930 se inicia un nuevo ciclo en la obra poética que se caracteriza por el contenido social y bíblico. Son los años en que el poeta ingresa al Partido Comunista, es candidato a diputado y luego expulsado del partido en 1940. Trabaja en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Chile, es presidente de la Casa América y colabora entusiasmadamente con el Frente Popular. Nacen sus hijos: Carlos, Lukó, Tomás, Juana Inés, José, Pablo, Laura y Flor. Varios de ellos murieron: Carmen y Tomás muy pequeños, mientras que Carlos y Pablo ya mayores y trágicamente. El poeta, a partir de 1932, también contribuye al periodismo a través de artículos en el diario La Opinión, que continuó escribiendo hasta 1938. En esta etapa hay un intento de reconciliar las raíces idelistas de su pensamiento estético con las nuevas ideas aportadas por el marxismo. Sin embargo, el impulso artístico de origen nietzscheano continúa siendo importante en su estética, por medio de la búsqueda de una unidad entre las percepciones oníricas e inconscientes y el uso de la inteligencia racional y lógica. Esta mezcla de conceptos materialistas e idealistas se expresa también en los artículos de periódico, que se proyectan a la esfera política y estética. Durante aquellos años, la enemistad con Pablo Neruda se profundiza y encuentra cauce en artículos tales como "Epitafio a Neruda" (1933), "Esquema del plagiario" (1934) y otros. El centro del ataque rokhiano a Neruda se basa en la acusación de plagio y de falta de compromiso político. De Rokha también ataca a Vicente Huidobro, a Joaquín Edwards Bello, a Eduardo Anguita, a Pedro Prado y a otros escritores. Obsesionado por un concepto de compromiso social ilimitado, extiende sus críticas tanto a los políticos de derecha como a los de izquierda, entre estos últimos Marmaduke Grove y Pedro Aguirre Cerda. Esta actitud de poseedor de la verdad absoluta en el terreno moral, representa en el poeta un foco dominante de su trabajo creativo. La poesía rokhiana se vuelca en la defensa de la democracia, el socialismo y el antifacismo. En 1937 publica Imprecación a la bestia fascista y en 1938, Cinco cantos rojos. Ligados ambos textos al realismo socialista, en ellos se alaban figuras literarias y políticas como Stalin, Trotsky, Lenin y Gorky. Ademas de estos libros directamente militantes, de Rokha dedica largos poemas a figuras bíblicas: Jesucristo (1933) y Moisés (1937). En estos libros busca un equilibrio entre la épica heroica y el compromiso social. Este hibridismo que mezcla lo lírico y lo épico así como lo subjetivo con la descripción de figuras literarias, provoca una tensión entre los sentimientos expresados por el Yo poético y el universalismo simbólico de los personajes paradigmáticos. El poema Jesucristo exalta la figura de Cristo como conductor del pueblo judío, mezclando lo histórico con lo legendario. En él se unen el mesías, el revolucionario y el poeta, y es cronologicamnete el primer canto político del autor. Moisés continúa este mismo estilo y temática, aunque está estructurado en largos versículos en el estilo de la fuente bíblica: Exodo, Levítico y Deuteronomio. El poema narra la odisea de Moisés y del puebo hebreo desde el episodio de la zarza ardiente hasta la muerte del personaje en Jericó. Estos libros-poemas rechazan la tendencia realista militante que impera en otros libros y reaviva la permanente contradicción de la obra rokhiana. Los principios idealistas de Pablo de Rokha, ligados a la sicología freudiana y a los estudios junguianos sobre el inconsciente colectivo se mezclan ahora con una embriónica intención social. Un ejemplo de esta busqueda de confluencias se expresa en su poemario Gran temperatura (1937), centrado en los temas de la soledad, el tiempo, la muerte y la liberación revolucionaria. Un leitmotiv fundamental es el tópico del ubi sunt, a traves del cual el Yo poético expresa su deseo de eternizar el amor y la vida. A la luz de la finitud y la limitación de su historia personal, el poeta opone la voluntad humana como entidad social que tiene valores fundamentales: el sentir, el pensar y el luchar. En 1939, de Rokha inicia la publicación de la revista Multitud, aparecida en un clima de gran actividad política, corroborada por el triunfo de Pedro Aguirre Cerda y el Frente Popular en las elecciones. En Multitud coexistían textos sobre urbanismo, poemas, crítica literaria, ensayos políticos, avisos comerciales y sesiones del Senado. La estructura general de la revista permite que el fenómeno singular se disuelva en lo total, haciendo coexistir autores tan disímiles como Rimbaud, Lenin, Gorki o Lautremont.Entre 1938 y 1942, de Rokha trabajaba intensamente en actividades políticas, escribiendo poemas circunstanciales, discursos y artículos políticos y participando en actos sociales. También se publican algunos trabajos estéticos nuevos que más tarde formarán parte del libro Arenga sobre el arte (1949). Como una manera de verificar artísticamente estas ideas, el poeta publicó Morfología del espanto (1942), un libro que aspira a ser una obra que pueda dar cuenta del pasado, del presente y del futuro del ser humano. Es el intento de buscar una salida histórica al horror y al pesimismo de la guerra, cantando el heroísmo de las masas y la lucha del individuo por salvarse de un mundo que agoniza. En 1943, el presidente Juan Antonio Rios, le extiende al poeta un nombramiento para realizar una extensa gira por el continente americano. Durante el viaje escribió varios libros. El primero de ellos, Canto al ejército rojo (1944), había sido escrito antes de su salida y se trata de un extenso poema en verso libre, dedicado al ejército soviético y la lucha contra las fuerzas de Hitler. El primer libro escrito durante el viaje, Los poemas continentales (1945), comprende textos dedicados a los Estados Unidos y a México. El primero es una exaltación de Norteamérica como expresión de lucha contra las fuerzas del Eje. El segundo tematiza los valores de la historia mexicana desde sus orígenes indígenas. De otro libro de ensayos titulado Interpretación dialéctica de América: los cinco estilos del Pacífico (1948), sólo pudo publicar un volumen de un total de cuatro, porque el editor argentino suspendió el resto de la publicación. El libro más importante de este período es el citado Arenga sobre el arte. En él se incluye una serie de ensayos de estética, una colección de poemas publicados independientemente como Carta magna del continente y un nuevo libro de Winétt, su esposa: El valle pierde su atmósfera. La colección de ensayos insiste en la perspectiva de que el trabajo poético americano debe ser heroico y épico y debe sintetizar el pensamiento y el sentimiento para poder convertirse en tragedia social: La Epica Social Americana. Carta magna del continente es la aplicación de estas teorías y muestra una continuidad con los trabajos anteriores. Se presenta como una serie de poemas en verso libre, destinados a cantar los hechos del continente y la reconstrucción de su historia. Se destaca en este libro el texto Epopeya de las comidas y bebidas de Chile (Ensueño del infierno), un poema en el cual las comidas y bebidas del país se mitifican y con ellas también los seres y lugares comunes. Esta apoteosis exalta el mundo primitivo y natural de los campesinos, los mineros, los pescadores y el campo chileno. Un rasgo original consiste en mostrar una realidad que no aparece comúnmente poetizada en la tradición literaria: el comer, el beber, el juego y las diversiones del pueblo. De este modo, lo nacional-popular es reiterado como un arquetipo cultural y un símbolo de la existencia auténtica. La poesía de Pablo de Rokha ha llegado en esta etapa a un momento de equilibrio entre sus aspiraciones individuales y sociales. A pesar de su angustia y soledad individual, su poesía alcanza a América y al mundo con su abarcador compromiso político. La extensa gira que realizaron Pablo de Rokha y su esposa abarcó 21 países y terminó en Argentina cuando el presidente de Chile, Gabriel González Videla, reprimió al Partido Comunista y el poeta renunció a su misión.Winétt de Rokha muere en 1951, dejando al poeta muy solo y bajo la influencia de esta tragedia escribe Fuego negro, un texto en prosa poética que exalta la memoria de la amada y que adopta a veces la estructura de la elegía y el lamento desesperado. Por otra parte, las polémicas y disputas entre los intelectuales, continuaban alimentando odios y aversiones. Mahfud Massís y Julio Tagle, yernos de Pablo de Rokha, publican una pequeña revista llamada Polémica en la cual atacan a Neruda. Neruda responde por su parte, con poemas evasivos, pero de gran afectividad y agresividad en Canto General (1950), Odas elementales (1955) y Estravagario (1958). Con la publicación de Neruda y yo (1955), de Rokha culmina una serie de diatribas antinerudianas sobre la persona y la obra de Neruda. El libro es una imprecación rabiosa y obsesiva que intenta demostrar la invalidez de la poesía nerudiana y del compromiso político del Premio Nobel de Literatura. Para de Rokha, Neruda es un plagiador, un mistificador de los trabajadores y un artista y militante falso. Además de atacar a Neruda, en el libro se ataca el sistema literario chileno, que ha levantado la impostura de Neruda, siendo su principal culpable el crítico Alone.Los dos libros que siguen se estructuran en torno a un tema diferente. Idioma del mundo (1958), escrito en prosa poética, es una mezcla de ficción e historia. Hay aquí un intento por convertir la historia universal en poesía a través de una actitud reflexiva sobre lo que se dice. Actuando por medio de una acumulación de elementos, el poeta sitúa el trabajo poético muy cerca de una épica histórica, en la cual se describen, narran y establecen relaciones contextuales y se liberan conexiones entre los fenómenos sociales de diferentes culturas y épocas. El otro libro, Genio del pueblo (1960), muestra el camino que sigue el poeta para resolver el conflicto entre lo particular y lo general. En este libro donde dialogan 111 personajes, Neruda aparece con el nombre de Casiano Basualto y nuevamente es satirizado por de Rokha. Se trata de una exposición dialogada en que los personajes mayormente de extracción campesina, enlazan sus problemas cotidianos con el destino de Chile y del mundo. Aunque se mantiene los temas anteriores, este nuevo texto demuestra la necesidad de continuar aceptando vivir en plenitud a pesar del dolor y de la obsesión de la muerte. Este fresco de personajes tiene como foco dominante el tema de Chile y de su gente, que se expresa por medio de muleros, mineros, prostitutas, huasos, vaqueros, campesinos, "cantoras", pescadores, artesanos y marinos. También aparecen figuras nacionales como el bandido Joaquín Murieta, el dirigente sindical Luis Emilio Recabarren y Neruda. El autor mismo tiene varios alter egos que exponen sus ideas: Juan de Dios Pizarro, Raimundo Contreras, Juan de Dios Alvarado y otros. Uno de los grandes libros de ese tiempo es Acero de invierno (1961), formado por diez extensos poemas que incluyen tres estilos y temas primordiales: el de una épica nacional-popular, el de la angustia frente a la muerte y el de los cantos de estilo social. Ya sea cantando al poroto o al campeonato de rayuela, el poeta revive su contacto con las raíces vernaculares que había iniciado con las comidas y bebidas. Hombres, mujeres y objetos se transforman en actos y hechos simbólicos que muestran facetas de la vida humana generalmente incomprendidas por la lírica tradicional. Por otra parte, el Canto del macho anciano expresa toda la angustia del Yo degradado por el paso del tiempo y la decadencia social e individual. Se da una lucha mortal entre este presente que aniquila y el pasado mitificado por la memoria que lo transforma en un paraíso. El único encuentro posible se produce en un futuro que el poeta canta en imágenes visionarias.En los años siguientes, de Rokha afirma esta posición de compromiso con libros como Canto de fuego a China Popular (1963), el texto inédito China Roja (1964), escrito después de una invitación a China y Mundo a mundo: Francia, primer estadio (1966). Sin embargo, entre los últimos libros, el más importante es indudablemente Estilo de masas (1965),en el que una vez más el poeta eleva a la categoría de personajes épicos a figuras populares reales o ficticias. El mismo año 1965, de Rokha recibe el Premio Nacional de Literatura, el que llega demasiado tarde para estimularlo. Dirá que "me llegó demasiado tarde, casi por cumplido y porque creían que ya no iba a molestar más".
..........El 21 de marzo de 1968 muere su hijo Pablo y el 10 de septiembre del mismo año se suicida el poeta, justo antes de cumplir 74 años, agobiado por problemas económicos, estados sepresivos y enfermedades. Dejó un libro inédito Rugido de Latinoamérica, unas memorias inconclusas publicadas en 1990 y fragmentos de dos libros más: Infinito contra infinito y Cuero de diablo.
El poeta intentó con su obra la gran tarea de crear una "escritura" que fuera capaz de equipararse a la complejidad de lo real en todas sus dimensiones: políticas, éticas, sicológicas, sociales, económicas, religiosas, filosóficas, afectivas. La escritura poética como producción imaginaria se convierte en representación histórica y social de la realidad, sin perder de vista su proyección como utopía liberadora,ligada a la conciencia y a la praxis. La escritura rokhiana es así, la aspiración a convertir el lenguaje poético en un paradigma que mueva los sentimientos, los pensamientos y las acciones del pueblo. Con eso, la obra de Pablo de Rokha repite interminablemente desde el primero hasta el último poema, esa tensión dialéctica entre el yo desmesurado ahíto de pasión e infinito fástico y ese mundo caótico y alienado que aspira a ordenar y convertir en elparaíso de la colectividad humana. La poesía rokhiana se define en último término, por la tensión de un movimiento hacia lo inalcanzable. Escritura comprometida hasta las últimas consecuencias con la vida y el mundo, con los seres amados y odiados, con el decir auténtico expresado en todas las formas posibles de la "literatura", con el código ético y político de la honestidad personal, con la aspiración sobrehumana de fundir en la retórica poética el mundo en que se vive y las utopías con que se sueña.
Fuente: Proyecto Patrimonio
11 de septiembre 1938. Dramática carta a su hermano Carlos Anabalón, a quien ruega interceda ante su amigo, hijo primogénito del ex-Presidente Arturo Alessandri Palma para que la relegación política dictaminada contra Pablo de Rokha no fuera llevada a cabo en la Isla de Pascua, sino en un lugar más cercano para la familia.
Genio y Figura
Yo soy como el fracaso total del mundo, ¡oh, Pueblos!
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
El cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
Lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.
El canto frente a frente al mismo Satanás,
dialoga con la ciencia tremenda de los muertos,
y mi dolor chorrea de sangre la ciudad.
Aún mis días son restos de enormes muebles viejos,
anoche «Dios» llevaba entre mundos que van
así, mi niña, solos, y tú dices: «te quiero»
cuando hablas con «tu» Pablo, sin oírle jamás.
El hombre y la mujer tienen olor a tumba,
El cuerpo se me cae sobre la tierra bruta
Lo mismo que el ataúd rojo del infeliz.
Enemigo total, aúllo por los barrios,
un espanto más bárbaro, más bárbaro, más bárbaro
que el hipo de cien perros botados a morir.
A la manera de antaño
Gran hogar patriarcal lleno de nidos,
de muérdagos y rémoras felices;
un pan de sal para los días idos
y un pan de mar para los días grises.
La proa afronta contra la ola ( heridos ),
a los corsarios sobre cien países,
o andamos por la aldea atardecidos
tragando sol o cazando perdices.
Le invade de chacales la retórica,
pero yo echo la orinada histórica
sobre sus catres de metales blandos.
Y aunque toda la horda nos acosa,
medio a medio de los caminos, rosa
de humo y piedra, la tribu está brillando.
Gran hogar patriarcal lleno de nidos,
de muérdagos y rémoras felices;
un pan de sal para los días idos
y un pan de mar para los días grises.
La proa afronta contra la ola ( heridos ),
a los corsarios sobre cien países,
o andamos por la aldea atardecidos
tragando sol o cazando perdices.
Le invade de chacales la retórica,
pero yo echo la orinada histórica
sobre sus catres de metales blandos.
Y aunque toda la horda nos acosa,
medio a medio de los caminos, rosa
de humo y piedra, la tribu está brillando.
"Dinamo" 1925
AUTORRETRATO DE ADOLESCENCIA
Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.
Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.
Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.
Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.
CÍRCULO
Ayer jugaba el mundo como un gato en tu falda;
hoy te lame las finas botitas de paloma;
tienes el corazón poblado de cigarras,
y un parecido a muertas vihuelas desveladas,
gran melancólica.
Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos
y quepa todo el sol en tu actitud de acuario;
como un perro amarillo te siguen los otoños,
y, ceñida de dioses fluviales y astronómicos,
eres la eternidad en la gota de espanto.
Tu ilusión se parece a una ciudad antigua,
a las caobas llenas de aroma entristecido,
a las piedras eternas y a las niñas heridas;
un pájaro de agosto se ahoga en tus pupilas,
y, como un traje obscuro, se te cae el delirio.
Seria como una espada, tienes la gran dulzura
de los viejos y tiernos sonetos del crepúsculo;
tu dignidad pueril arde como las frutas;
tus cantos se parecen a una gran jarra obscura
que se volcase arriba del ideal del mundo.
Tal como las semillas, te desgarraste en hijos,
y, lo mismo que un sueño que se multiplicara,
la carne dolorosa se te llenó de niños;
mujercita de invierno, nublada de suspiros,
la tristeza del sexo te muerde la palabra.
Todo el siglo te envuelve como una echarpe de oro;
y, desde la verdad lluviosa de mi enigma,
entonas la tonada de los últimos novios;
tu arrobamiento errante canta en los matrimonios,
cual una alondra de humo, con las alas ardidas.
Enterrada en los cubos sellados de la angustia,
como Dios en la negra botella de los cielos,
nieta de hombres, nacida en pueblos de locura,
a tu gran flor herida la acuestas en mi angustia,
debajo de mis sienes aradas de silencio.
Asocio tu figura a las hembras hebreas,
y te veo, mordida de aceites y ciudades,
escribir la amargura de las tierras morenas
en la táctica azul de la gran danza horrenda
con la cuchilla rosa del pie inabordable.
Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas,
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de asombro de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.
Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente,
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.
Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica;
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.
Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido
tu alma enorme rebasa tus hechos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.
Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.
Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo Sánderson fue un HOMBRE;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.
Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geografía llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa, lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.
De Zig-Zag, 1925
NOCTURNO MUY OBSCURO
La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
Fue un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto
POETA DE PROVINCIA
Parezco un gran murciélago tremendo,
lengua del mundo a una edad remota,
con un balazo en la garganta, ardiendo
y rugiendo de horror la forma ignota.
Provincias de polillas en lo horrendo
que se desangra en lluvias gota a gota,
y es una trial frazada del estruendo
o un piano negro con la lengua rota.
Definitivamente masculino,
me he de encontrar con el puñal talquino
en el desván de las calles malditas.
Sólo contra la luna, dificulto
que haya un varón en los antiguos cultos
con un cacho de heridas más bonitas.
LA FORMA ÉPICA DEL ENGAÑO
El mundo no lo entiendo, soy yo mismo
las montañas, el mar, la agricultura,
pues mi intuición procrea un magnetismo
entre el paisaje y la literatura.
Los anchos ríos hondos en mi abismo,
al arrastrar pedazos de locura,
van por adentro del metabolismo,
como el veneno por la mordedura.
Relincha un potro en mi vocabulario,
y antiguas norias dan un son agrario,
como un novillo, a la imagen tallada.
Un gran lagar nacional hierve adentro,
y cuando busco lo inmenso lo encuentro
en la voz popular de tu mirada.
NIÑA DE LAS HISTORIAS MELANCÓLICAS...
Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de otoño de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.
Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.
Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica,
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.
Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido,
tu alma enorme rebasa tus huesos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.
Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florecida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.
Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo de Sánderson, fue un hombre;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.
Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geográfica, llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.
EL VIAJERO DE SÍ MISMO
Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.
Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.
Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Winett, como una flor de extranjería.
Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.
«Pablo de Rokha» por Pablo de Rokha
Yo tengo la palabra agusanada y el corazón lleno de cipreses metafísicos, ciudades, polillas, lamentos y ruidos enormes; la personalidad, colmada de eclipses, aúlla. (Mujer: sacúdeme las hojas marchitas, del pantalón).
Andando, platicando, andando con la tierra por los caminos varios, se me caen los gestos de los bolsillos, —atardeciendo olvidé la lengua en la plaza pública...—, no los recojo y ahí quedan, ahí, ahí, como pájaros muertos en la soledad de los mundos, corrompiéndose; el hombre corriente dice: «son colillas tristes», y pasa.
Como el pelo, me crecen, me duelen las ideas; dolorosa cabellera polvorosa, al contacto triste de lo exterior cruje, orgánica, vibra, tiembla y, cargada de sangre, parece un manojo de acciones irremediables. (Radiogramas y telegramas cruzan los hemisferios de mi fisiología, aullando sucesos, lugares, palabras).
Ayer me creía muerto; hoy, no afirmo nada, nada, absolutamente nada, y, con el plumero cosmopolita de la angustia, sacudo las telarañas a mi esqueleto sonriéndome en GRIS de las calaveras las paradojas, las apariencias y los pensamientos; cual una culebra de fuego la verdad, la verdad le muerde las costillas al lúgubre Pablo.
Aráñanme los cantos la congoja y el vientre, con las peludas garras siniestras de lo infinito; voy a abortar un mundo; (mis calzoncillos, mis calzoncillos se ríen a carcajadas!..).
Un ataúd azul, y unas canciones sin sentido, intermitentes, guían mis trancos mundiales.
Y la manta piojenta de la vida me envuelve grotescamente cual la claridad a los ciegos...(Ruido de multitudes, automóviles, muchedumbres, van conmigo; como pájaro solo y loco canta lo absoluto en los álamos negros de tu cabeza, Pablo de Rokha!..). (... ... ... Universo, Universo, ¡cómo nos vamos borrando, Universo, tú y yo, SIMULTÁNEAMENTE!.. ... ... —).
Entre serpientes verdes y verbenas,
mi condición de león domesticado
tiene un rumor lacustre de colmenas
y un ladrido de océano quemado.
Ceñido de fantasmas y cadenas,
soy religión podrida y rey tronchado,
o un castillo feudal cuyas almenas
alzan tu nombre como un pan dorado.
Torres de sangre en campos de batalla,
olor a sol heroico y a metralla,
a espada de nación despavorida.
Se escuchan en mi ser lleno de muertos
y heridos, de cenizas y desiertos,
en donde un gran poeta se suicida.
CÍRCULO
Ayer jugaba el mundo como un gato en tu falda;
hoy te lame las finas botitas de paloma;
tienes el corazón poblado de cigarras,
y un parecido a muertas vihuelas desveladas,
gran melancólica.
Posiblemente quepa todo el mar en tus ojos
y quepa todo el sol en tu actitud de acuario;
como un perro amarillo te siguen los otoños,
y, ceñida de dioses fluviales y astronómicos,
eres la eternidad en la gota de espanto.
Tu ilusión se parece a una ciudad antigua,
a las caobas llenas de aroma entristecido,
a las piedras eternas y a las niñas heridas;
un pájaro de agosto se ahoga en tus pupilas,
y, como un traje obscuro, se te cae el delirio.
Seria como una espada, tienes la gran dulzura
de los viejos y tiernos sonetos del crepúsculo;
tu dignidad pueril arde como las frutas;
tus cantos se parecen a una gran jarra obscura
que se volcase arriba del ideal del mundo.
Tal como las semillas, te desgarraste en hijos,
y, lo mismo que un sueño que se multiplicara,
la carne dolorosa se te llenó de niños;
mujercita de invierno, nublada de suspiros,
la tristeza del sexo te muerde la palabra.
Todo el siglo te envuelve como una echarpe de oro;
y, desde la verdad lluviosa de mi enigma,
entonas la tonada de los últimos novios;
tu arrobamiento errante canta en los matrimonios,
cual una alondra de humo, con las alas ardidas.
Enterrada en los cubos sellados de la angustia,
como Dios en la negra botella de los cielos,
nieta de hombres, nacida en pueblos de locura,
a tu gran flor herida la acuestas en mi angustia,
debajo de mis sienes aradas de silencio.
Asocio tu figura a las hembras hebreas,
y te veo, mordida de aceites y ciudades,
escribir la amargura de las tierras morenas
en la táctica azul de la gran danza horrenda
con la cuchilla rosa del pie inabordable.
Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas,
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de asombro de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.
Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente,
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.
Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica;
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.
Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido
tu alma enorme rebasa tus hechos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.
Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.
Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo Sánderson fue un HOMBRE;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.
Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geografía llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa, lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.
De Zig-Zag, 1925
NOCTURNO MUY OBSCURO
La noche inmensa no resuena, estalla
como un bramido colosal, retumba
con un tremendo estruendo de batalla
que saliera de adentro de una tumba.
Fue un pedazo de espanto que restalla
o una convicción que se derrumba,
una doncella a quien violó un canalla
y una montura en una catacumba.
Calla con un lenguaje de volcanes,
como si un escuadrón de capitanes
galopara en caballos de basalto.
Porque el silencio es tan infinito
tan espantoso y grande como un grito
que cae degollado desde lo alto
POETA DE PROVINCIA
Parezco un gran murciélago tremendo,
lengua del mundo a una edad remota,
con un balazo en la garganta, ardiendo
y rugiendo de horror la forma ignota.
Provincias de polillas en lo horrendo
que se desangra en lluvias gota a gota,
y es una trial frazada del estruendo
o un piano negro con la lengua rota.
Definitivamente masculino,
me he de encontrar con el puñal talquino
en el desván de las calles malditas.
Sólo contra la luna, dificulto
que haya un varón en los antiguos cultos
con un cacho de heridas más bonitas.
LA FORMA ÉPICA DEL ENGAÑO
El mundo no lo entiendo, soy yo mismo
las montañas, el mar, la agricultura,
pues mi intuición procrea un magnetismo
entre el paisaje y la literatura.
Los anchos ríos hondos en mi abismo,
al arrastrar pedazos de locura,
van por adentro del metabolismo,
como el veneno por la mordedura.
Relincha un potro en mi vocabulario,
y antiguas norias dan un son agrario,
como un novillo, a la imagen tallada.
Un gran lagar nacional hierve adentro,
y cuando busco lo inmenso lo encuentro
en la voz popular de tu mirada.
NIÑA DE LAS HISTORIAS MELANCÓLICAS...
Niña de las historias melancólicas, niña,
niña de las novelas, niña de las tonadas
tienes un gesto inmóvil de estampa de provincia
en el agua de otoño de la cara perdida
y en los serios cabellos goteados de dramas.
Estás sobre mi vida de piedra y hierro ardiente
como la eternidad encima de los muertos,
recuerdo que viniste y has existido siempre,
mujer, mi mujer mía, conjunto de mujeres,
toda la especie humana se lamenta en tus huesos.
Llenas la tierra entera, como un viento rodante,
y tus cabellos huelen a tonada oceánica,
naranjo de los pueblos terrosos y joviales,
tienes la soledad llena de soledades,
y tu corazón tiene la forma de una lágrima.
Semejante a un rebaño de nubes, arrastrando
la cola inmensa y turbia de lo desconocido,
tu alma enorme rebasa tus huesos y tus cantos,
y es lo mismo que un viento terrible y milenario
encadenado a una matita de suspiros.
Te pareces a esas cántaras populares,
tan graciosas y tan modestas de costumbres;
tu aristocracia inmóvil huele a yuyos rurales,
muchacha del país, florecida de velámenes,
y la greda morena, triste de aves azules.
Derivas de mineros y de conquistadores,
ancha y violenta gente llevó tu sangre extraña,
y tu abuelo, Domingo de Sánderson, fue un hombre;
yo los miro y los veo cruzando el horizonte
con tu actitud futura encima de la espalda.
Eres la permanencia de las cosas profundas
y la amada geográfica, llenando el Occidente;
tus labios y tus pechos son un panal de angustia,
y tu vientre maduro es un racimo de uvas
colgado del parrón colosal de la muerte.
Ay, amiga, mi amiga, tan amiga mi amiga,
cariñosa lo mismo que el pan del hombre pobre;
naciste tú llorando y sollozó la vida;
yo te comparo a una cadena de fatigas
hecha para amarrar estrellas en desorden.
EL VIAJERO DE SÍ MISMO
Voy pisando cadáveres de amantes
y viejas tumbas llenas de pasado,
cubierto con cabello horripilante
del gran sepulcro universal tragado.
Acumulo mi yo exorbitante
y mi ilusión de Dios ensangrentado,
pues soy un espectáculo clamante
y un macho-santo ya desorbitado.
Mi amor te muerde como un perro de oro,
pero te exhibe en sus ancas de oro.
Winett, como una flor de extranjería.
Porque sin ti no hubiera descubierto
como una jarra de agua en el desierto
la mina antigua de mi poesía.
«Pablo de Rokha» por Pablo de Rokha
Yo tengo la palabra agusanada y el corazón lleno de cipreses metafísicos, ciudades, polillas, lamentos y ruidos enormes; la personalidad, colmada de eclipses, aúlla. (Mujer: sacúdeme las hojas marchitas, del pantalón).
Andando, platicando, andando con la tierra por los caminos varios, se me caen los gestos de los bolsillos, —atardeciendo olvidé la lengua en la plaza pública...—, no los recojo y ahí quedan, ahí, ahí, como pájaros muertos en la soledad de los mundos, corrompiéndose; el hombre corriente dice: «son colillas tristes», y pasa.
Como el pelo, me crecen, me duelen las ideas; dolorosa cabellera polvorosa, al contacto triste de lo exterior cruje, orgánica, vibra, tiembla y, cargada de sangre, parece un manojo de acciones irremediables. (Radiogramas y telegramas cruzan los hemisferios de mi fisiología, aullando sucesos, lugares, palabras).
Ayer me creía muerto; hoy, no afirmo nada, nada, absolutamente nada, y, con el plumero cosmopolita de la angustia, sacudo las telarañas a mi esqueleto sonriéndome en GRIS de las calaveras las paradojas, las apariencias y los pensamientos; cual una culebra de fuego la verdad, la verdad le muerde las costillas al lúgubre Pablo.
Aráñanme los cantos la congoja y el vientre, con las peludas garras siniestras de lo infinito; voy a abortar un mundo; (mis calzoncillos, mis calzoncillos se ríen a carcajadas!..).
Un ataúd azul, y unas canciones sin sentido, intermitentes, guían mis trancos mundiales.
Y la manta piojenta de la vida me envuelve grotescamente cual la claridad a los ciegos...(Ruido de multitudes, automóviles, muchedumbres, van conmigo; como pájaro solo y loco canta lo absoluto en los álamos negros de tu cabeza, Pablo de Rokha!..). (... ... ... Universo, Universo, ¡cómo nos vamos borrando, Universo, tú y yo, SIMULTÁNEAMENTE!.. ... ... —).
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