Rosa Araneda Orellana fue una poetisa popular chilena del siglo XIX nacida en San Vicente de Tagua Tagua en 1861. Ferviente antibalmacedista después se opuso fuertemente al gobierno de Jorge Montt. Era una de las pocas mujeres que se contaban entre los verseros de finales del siglo XIX. Habría fallecido en Santiago el 4 de junio de 1894, a los 33 años .
Son pocos los datos históricos sobre Rosa Araneda, algunos los cuales se revelan a través de sus versos. Sobre su origen, expresa:
"Araneda por mi padre,
en Tagua Tagua nací,
y también les digo aquí:
Orellana, por mi madre;
aunque a ninguno le cuadre
pregunto y noticias doy;..."
Rosa Araneda
De origen campesino, no hay certeza de las fechas exactas de su nacimiento en San Vicente de Tagua Tagua y muerte, aunque se estima que habría nacido en 1850 y muerto en la última década del siglo XIX. Sus poesías circularon profusamente, junto con la de otros populares de su época, vendidas en las plazas, mercados y estaciones, desde donde seguían viaje a los pueblos. Por datos que aparecen impresos al pie de los pliegos publicados por ella, se sabe que vivió en los barrios populares cercanos al Mapocho, como calle Andes 11-A, San Pablo 132-A, Sama 16-G y 73-A, o en la calle Zañartu entre San Pablo y Sama en los números 23, 18 y 9. Este último domicilio lo compartió con Daniel Meneses, poeta popular con quien convivió hasta su muerte. Actualmente la calle Sama corresponde a Calle General Mackenna o Calle Ismael Valdés Vergara, en los alrededores del Mercado Central de Santiago.
«Joven, graciosa y bonita
yo conozco una poeta que anda como un cometa vendiendo su musa escrita. La pobre mujer se agita mientras su hijo va gritando y a todo el mundo atajando
porque le compren un verso »
"Chupatesa"
«Cuarenta años de edad
tengo desde que nací,
lector si no crees dí
siendo que digo verdad;
sin que pase más allá
esta es mi sabiduría;
la que publico hoy en día,
alegan, vean qué cosa,
y dicen que no es tu Rosa
quien hace esta poesía.
Otro viejo fanfarrón
dijo que un verso de él,
lo publiqué en un papel
por darme más opinión,
no quiero de ni un chambón,
tomar yo más nombradía,
tengo en mi mente una guía
digo aquí en este renglón,
que le pongan atención
a ver si en algo varía»
Alcanzó popularidad en su tiempo por su trabajo literario que recreaban la vida del pueblo chileno, así como practicaba la crítica social. Como versera, sus décimas cantaban a lo humano y lo divino. Su obra se difundía a través de pliegos y folletos vendidos en calles y plazas, teniendo por público a los obreros de Santiago, como a mineros y campesinos.
Rosa Araneda, al igual que otros "verseros" de fines del siglo pasado, adhirió al Partido Demócrata fundado en 1887, entre otros, por el periodista y poeta popular Juan Rafael Allende; en los años más duros del gobierno de José Manuel Balmaceda y durante la Guerra Civil de 1891 que terminó con el suicidio del Presidente.
Manuel Balmaceda
Guerra Civil de Chile 1891
Suicidio de Balmaceda
Rosa Araneda publicó numerosos poemas contra el gobierno del que fue ardiente opositora, así como también, posteriormente, del duro gobierno de Jorge Montt, que lo sucedió.
Jorge Montt
Atenta a las vicisitudes públicas de su tiempo su poesía vibró con los dramas colectivos del país. No pudo sustraerse a los conflictos políticos suscitados por la trágica Guerra Civil de 1891. Si bien compartió la pasajera euforia de lo que se consideró el fin de la dictadura de José Manuel Balmaceda, a poco andar comprobó que el Chile posterior a la contienda Civil inauguraba el dominio incontrarrestable y sin vergüenza de los ricos. A mediados de 1892 ya escribía:
«Hoy día ya no hay vergüenza
la vergüenza se perdió se cree que Balmaceda de Chile se la llevó»
«Después que la oposición nos ofreció oro y plata se ha mostrado tan ingrata: en todita la Nación se oye la lamentación desde el Mapocho al Laja… » .
«Por último, prometieron los vencedores de Iquique,
subir a treinta penique el cambio, y no cumplieron»
«Al fin Montt siendo patriota
a Chile está arruinando...»
La consolidación del gobierno de Jorge Montt hizo que Rosa Araneda terminara por añorar al derrocado presidente Balmaceda:
<<la vergüenza se perdió
no digan que Balmaceda ha sido en que la mató» .
«Al fin los opositores nos están matando a pausa
porque sin hallarnos causa nos urgen estos señores.
Tratan estos invasores al pueblo con gran rigor
cual de ellos es más opresor digo escribiendo y pensando
hoy cómo se están portando
Balmaceda era mejor»
Rosa Araneda desde el tabloide "El Ají", junto a otros cantores a lo divino, se dedicó a la lucha antioligárquica. Siendo famoso un verso de ella justificando el motín antieclesiástico en la persona del Gobernador de Valparaíso, Ramón Ángel Jara.
Con o sin su compañero poeta, la producción de Rosa fue importante, similar a la de Bernardino Guajardo, Nicasio García, Rómulo Larragaña (Rolak), Juan Rafael Allende y Daniel Meneses. En su mayoría eran campesinos emigrados a Santiago. Algunos fueron cantores y poetas; también ocurría que vendieran sus versos a los cantores de famosas fundas. Esta poesía era expuesta en sitios públicos y ofrecida a la venta en las calles. Los poemas de estos autores fueron publicados entre 1865 y 1920, aproximadamente. Esta poesía era expuesta en sitios públicos y ofrecida a la venta en las calles. Los poemas de estos autores fueron publicados entre 1865 y 1920, aproximadamente. Lo que no es poco ni se tiene en cuenta su condición de mujer y la sociedad santiaguina del siglo XIX.
"A instancias de don Juan Uribe Echevarría empezamos a descubrir las Liras Populares, hace casi veinte años, en la Biblioteca Nacional. Él es uno de quienes han estudiado en forma más profunda y acabada nuestra poesía tradicional, desde los inicios de la época colonial. «Soldados, poetas, misioneros, funcionarios y aventureros españoles dieron a conocer e iniciaron el trasplante y adaptación de los cantos a lo humano y a lo divino en décimas que glosaban temas contenidos en las cuartetas»
El auditorio implícitamente convocado por casi todas las décimas era colectivo: gañanes, obreros y recién llegados del campo a la ciudad.
Los poetas luchaban entre sí, y era común que se trataran de lo peor. Daniel Meneses parece haber sido quien suscitó el mayor recelo entre sus pares y recibió los ataques personales más violentos, ya sea debido a su cojera, su relación con Rosa Araneda o las provocaciones que lanzaba a los demás. En una oportunidad los reprendió por la mala calidad de sus versos
"No arreglan ni los plurales,
ni saben las simetrías;
faltan en sus poesías
los temas gramaticales.
Mas creo que en los corrales
los vates han estudiado;
yo sin ser atarantado
ni elevarme a las esferas,
les critico sus leseras
para que pongan cuidado"
Entre los escenarios santiaginos en los cuales los cantores popularizaban los versos figuraban en primer lugar la Fonda Popular (en Av. Matta con San Diego) y la fonda El Arenal de la Peta Basaure.
"Toda mujer hoy en día
Lachando se contornea
Por mui honrada que sea
Le brilla la picardía.
Con descaro i villanía
Se entrega a los amadores;
Disfrutando de las flores,
Dijo el mismo San Antonio,
Que es igual al demonio
La mujer que tiene amores."
Rosa Araneda
"Una reprensión a las mujeres que aman hombres casados"
Luchadora social se articula un discurso social a partir de diversos ejes. Uno de ellos lo constituye la disputa por un capital simbólico específico: la interpretación del acontecer nacional.
Al profesor Rodolfo Lenz, filólogo y estudioso de nuestro folklore, le llamó la atención, desde su llegada a Chile, este tipo de impresos, sus autores y la forma en que se difundían. En 1894 escribía que los vendedores de las hojas al ofrecerlas gritaban una especie de letanía:
«Vamos comprando, vamos pagando, vamos leyendo, vamos vendiendo...» Y después de enumerar los versos remataban con el pregón: «¡Los versos!, ¡Los versos!»
Aunque las ediciones aparecían en forma muy irregular, Rodolfo Lenz tenía informaciones, en 1894, que «poetas aplicados» publicaban cada 15 días una hoja y que cada tirada era de unos 3.000 ejemplares, pero que «la Rosa Araneda sacaba a veces 8.000 y aún 10.000 de una vez». La mayoría de estos poetas no sólo publicaron pliegos, también difundieron sus composiciones en folletos y en cantidad muy considerable. Este profesor anotaba a comienzos de este siglo, entre pliegos y folletos, una producción de 80.000 ejemplares al año. De una sola hoja suelta de Daniel Meneses impresa con ocasión del fusilamiento de Emilio Dubois, en 1907, se habían hecho 18.000 copias. «Este copioso número de copias tiene su público entre los obreros de Santiago y luego entre los mineros y campesinos».
Los títulos eran siempre impactantes y llamativos. Por ejemplo, el de un pliego de Rosa Araneda:
Horrorosa matanza en Vichuquén. Horroroso asesinato en Quillota. Un italiano degollado. Cuatro muertos en un salteo. Dos grandes plagas: El volcán Calbuco en erupción y el cambio tan bajo. Los «puetas» vendían sus producciones en calles y plazas y sobre todo en el Mercado Central, pregonadas por ellos mismos o por los suplementeros, quienes los ofrecían gritando «de un resuello» todos los títulos de una vez. Las primeras hojas tuvieron un tamaño de unos 26 x 38 cm , después se imprimieron de 35 x 56 cm y algo más y casi todas salieron de imprentas pequeñas.
Mientras tanto, el bandolerismo "que hacía de las suyas", según expresión de Rosa Araneda, se alzaba como preocupación preponderante en lugares como Olmué, Casablanca, San Felipe y el valle del Aconcagua en general.
También trató el problema de la violencia intrafamiliar en "El marido que ultimó a la mujer y al lacho porque los pilló durmiendo juntos".
En la ciudad de la Unión
un asesino gabacho mató a la mujer y al lacho con justísima razón.
El domingo que pasó 5 al despuntar los albores,
de un improviso, señores, esta desgracia ocurrió.
Del modo que principió daré yo la explicación,
con tristísima emoción lectores míos les cuento,
sucedió el drama sangriento en la ciudad de la Unión.
Llegó el marido celoso a la casa y los pilló;
durmiendo los encontró con un sueño delicioso.
El crimen más alevoso hizo imitando a un borracho,
y después a un despacho se fue a tomar, doy aviso,
que es el que estas muertes hizo un asesino gabacho.
El hombre tenía idea que ella le ponía el gorro,
y como no era muy porro la ultimó sin dar pelea.
Para que el crimen se vea lo hizo en su mismo despacho;
pero yo aquí se lo tacho, aunque le parezca mal;
con un cortante puñal mató a la mujer y al lacho.
En la cama los halló, haciendo no sé qué cosa;
luego la mujer mañosa malamente lo trató.
Porque no se le humilló ella y le pidió perdón,
si no como tiburón lo recibió de tal suerte,
por eso él le dio la muerte con justísima razón.
Por último al querido, sin mirar el hombre en nada,
lo echó de una puñalada a la mansión del olvido
lo dejó tan mal herido que hoy se encuentra muerto ya,
¡Ay, por Diosito, papá! Le decía una niñita, con susto la pobrecita:
¡No me mate a mi mamá!
Rosa Araneda.
"El marido que ultimó a la mujer y al lacho porque los pilló durmiendo juntos”
La situación del pueblo de Chile comenzó a degradarse sin remedio. Y, dueña absoluta del país, la elite gobernante apareció descarnadamente responsable de dicha situación:
«Por último, la conciencia
«Mueren hoy los pobres de hambrey
ya en Chile se ha acabado en la noche y en el día.
y solamente ha quedado
Por si acaso antes me muero
la impiedad y la inclemencia. »
daré a saber sin demora:
para los ricos de ahora
solo es el dios Don Dinero»
Rosa Araneda
Quiénes eran las cabezas visibles de esa élite post-'91?(1891)
En una alusión familiar a políticos de diversos signos ideológicos como Guillermo Matta Goyenechea, Agustín Edwards Ross o Carlos Walker Martínez, Rosa Araneda los llama Los garroteros del pueblo:
«Guillermo, Cucho y Martínez
con un grande desarreglo
se quieren comer al pueblo
como rabiosos mastines.
Con sus corazones ruines
pretenden los usureros
guardar todos los dineros
y vivir cómodamente ...»
Rosa Araneda
Son escasos los datos históricos sobre Rosa Aranda. Ella misma cuenta algo de su vida en su Aclaración donde se dice la verdad (34) y poco más se encuentra en varios de los versos escritos por Daniel Meneses cuando ella muere. En uno de ellos se registra el día y el mes de la muerte pero falta el año. De manera que no hay certeza que sucediera en 1894 como ha aparecido en escritos posteriores:
«Al fin, el cuatro señor
de junio ella expiró
y su alma al cielo voló
con sacrificios mayores.
Fíjense bien mis lectores
en los versos que hago yo.
Ya la Rosita murió,
Solo su nombre ha quedado
en muchas mentes grabado
por la fama que tomó ...
Fuente: El cantor de los cantores. Santiago: Impr. Cervantes, 1893-1895. 2 v. Sección Chilena
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